El pastor
Jeremías Steepek (foto) se disfrazó de mendigo y fue a la iglesia de 10 mil
miembros donde iba a ser presentado como pastor principal por la mañana. Caminó
alrededor de la iglesia por 30 minutos en cuanto ella se llenaba de personas
para el culto. Solamente 3 de cada 7 de las 10.000 personas decían
"hola" para el mendigo. Para algunas personas, Él les pidió monedas
para comprar comida. Nadie en la Iglesia le dio algo. Entró en el templo e
intentó sentarse en la parte de adelante, pero los diáconos le pidieron que se
sentase en la parte de atrás de templo. Él saludaba a las personas que le
devolvían miradas sucias y de desprecio al mirarlo de la cabeza a los pies.
En
cuanto estaba sentado en la parte de atrás del templo, escuchó los anuncios del
culto y luego en seguida el liderazgo subió al altar y anunciaron que se
sentían emocionados en presentar al nuevo pastor de la congregación: "Nos
gustaría de presentarles a ustedes al Pastor Jeremías Steepek". Las
personas miraron alrededor aplaudiendo con alegría y ansiedad. Fue cuando el
hombre sin hogar, el mendigo que se sentaba en los últimos bancos, se colocó en
pie y comenzó a caminar por el corredor. Los aplausos pararon. Y todos lo
observaban. Él se aproximó al altar y agarró el micrófono. Se contuvo por un
momento y dijo:
“Entonces
el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino
preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me
disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me
recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la
cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor,
¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?
¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O
cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey,
les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis
hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis."
Después
de haber leído el texto de Mateo 25:34-40, Miró a la congregación y les contó
todo lo que había pasado aquella mañana. Muchos comenzaron a llorar, muchas
cabezas se inclinaron por la vergüenza. El pastor dijo entonces: "Hoy veo
una reunión de personas, y no a la Iglesia de Jesucristo. El mundo tiene
suficientes personas, pero no hay suficientes discípulos. ¿Cuándo ustedes se
convertirán en discípulos?". Luego después, cerró el culto y se despidió:
" ¡hasta la semana que viene"!